El paisajismo, como disciplina estrechamente vinculada al medio ambiente, enfrenta nuevos retos a medida que el clima cambia drásticamente. En la Región de los Ríos, por ejemplo, ya es posible observar actividades vinícolas que antes no eran comunes, impulsadas por las nuevas condiciones climáticas. Este fenómeno es solo una pequeña muestra de los impactos que la crisis climática está teniendo en nuestros territorios, tal como lo señala el informe de la ONU de noviembre de 2023. Incluso si las naciones cumplen con sus compromisos climáticos, el calentamiento global podría llegar a 2,9°C sobre los niveles preindustriales para el año 2100, lo que generaría consecuencias devastadoras, como el derretimiento de glaciares y el aumento del nivel del mar, afectando ciudades costeras de Chile.
Ante este escenario, los profesionales del paisaje nos enfrentamos a un desafío crucial: encontrar soluciones que no solo ayuden a mitigar los impactos del cambio climático, sino que también contribuyan a la adaptación a estos escenarios futuros. Es fundamental considerar múltiples factores: migraciones masivas debido a los efectos de la crisis climática, el crecimiento exponencial de las ciudades, la saturación de áreas urbanas y rurales, la sobreexplotación de recursos naturales, entre otros problemas derivados de este fenómeno. Debemos abordar la situación de manera global, desarrollando proyectos conscientes e integrales que respondan a estas proyecciones a futuro. ¿Cómo podemos integrar la resiliencia climática en el diseño del paisaje para enfrentar los desafíos emergentes?.
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